La intimidad entre dos individuos es un lenguaje que comunica a los dos individuos, diferente a todos los otros lenguajes, que se constituye únicamente entre ellos.
Es un lenguaje que únicamente comprenden las personas que lo constituyeron.
Caso de ejemplo
En los viajes de turismo de vacaciones de entre 2 o 3 semanas cuando un turista, o un trabajador sexual, conoce otro turista evita tener relaciones sexuales de inmediato.
Se prefiere compartir tiempo y actividades no sexuales juntos durante las vacaciones y, llegando al final de los días de vacaciones, dar a conocer a la otra persona, o no, la posibilidad de mantener relaciones sexuales.
Uno de los motivos es evaluar la conveniencia de tener relaciones sexuales con el turista. Durante el tiempo juntos podría encontrar que quizá no fuera buena idea.
Otro es no tener que continuar el tiempo de vacaciones con esta persona después de haber mantenido relaciones sexuales. En el peor caso, soportar 2 semanas de encuentros sexuales desagradables o inventar una excusa para irse de inmediato son alternativas ingratas.
Un tercer motivo es el de generar intimidad antes de tener relaciones sexuales.
Tipos de experiencias eróticas
Lo que distingue una experiencia íntima de una no íntima es quiénes ‘hablan’ el lenguaje de esa experiencia.
- Si la experiencia se ‘habla’ de modo único entre dos personas es una experiencia íntima.
- Si la experiencia la ‘habla’ una única persona es una experiencia no íntima.
- Si la experiencia se ‘habla’ entre varias personas es una experiencia de pertenencia grupal. La pertenencia grupal tiene cierto grado de intimidad entre los individuos que pertenecen al grupo.
Experiencia no íntima
Una persona danzando sobre un escenario para cientos de personas es una experiencia de seducción no íntima.
La demostración de la no intimidad es que el/la bailarín/a no conoce a las personas del público.
Intuitivamente la ausencia de intimidad se deduce de que todas las personas que observan el mismo baile lo ‘comprenden’ de igual modo.
Ese tipo de seducción es un ‘broadcast’ unidireccional cuyos receptores son consumidores pasivos. Como emisiones de radio, TV y cine.
Experiencia íntima
Una pareja bailando tango no coreografiado es una experiencia de seducción y sensual íntima entre los dos bailarines.
El tango como danza estructurada provee un ‘tesauro’ de movimientos para bailar. A partir de ese ‘tesauro’ cada pareja de baile constituye un lenguaje propio y único eligiendo entre ambos que ‘palabras’ y ‘frases’ de baile usar entre ellos.
Si la pareja no se ‘entiende’ en el baile, no se constituye lenguaje propio y no hay intimidad.
El hombre podría preferir los firuletes, la mujer podría preferir otros movimientos y esa pareja no se estaría ‘entendiendo’. No disfrutarán bailar juntos porque hablan ‘lenguajes de tango’ diferentes.
Cuando la pareja que baila tango se ‘entiende’ en los movimientos propuestos y aceptados entre ambos constituyen un lenguaje que los comunica. Ambas personas construyeron intimidad entre ellas.
Esa intimidad generalmente no es comprendida en su totalidad por observadores externos.
Un observador externo que sepa bailar tango podría observar que realizan más figuras de un tipo y menos de otro, que bailan cierta cantidad de piezas seguidas y luego descansan, que prefieren cierto tipos de tangos a otros, que ciertos días de la semana bailan entre ellos y otros días concurre únicamente uno de ellos, etc.
Los motivos para estas elecciones sólo son conocidos por la pareja de baile y son el lenguaje de su intimidad construída. Comprender esos motivos es ‘hablar’ el lenguaje de la intimidad entre ellos.
Experiencia de pertenencia grupal
Cuando una persona que baila sobre un escenario para cientos de personas es observada por un compañero de su misma escuela de danza es posible que ese baile/observación sea una experiencia de pertenencia grupal.
Quién compartió tiempo estudiando con el/la bailarín/a ya posee un lenguaje constituído entre ambos, compartido con el resto del grupo de estudio.
El bailarín podría realizar un movimiento técnicamente muy complejo que pasara desapercibido al público general pero que otro bailarín sí ‘comprendiera’ en su dificultad.
A partir de la experiencia de estudio en común quién compartió estudios podría comprender la presencia o ausencia de movimientos de baile, la elección del género musical, la elección de la vestimenta, etc.
La experiencia de pertenencia grupal ocurre porque durante el tiempo ‘de grupo’ se constituyó un lenguaje común entre sus participantes.
Diferencia entre recitales multitudinarios y recitales íntimos
En los recitales multitudinarios no se dan las condiciones para que la experiencia de seducción sea íntima. Los grandes recitales no son nunca íntimos.
Un recital en un bar con mesas y sillas para menos de 30 personas podría ser una experiencia íntima, si los músicos desearan que lo fuera.
Aunque cada canción se prepara y ensaya con antelación, las diferentes reacciones del público son visibles a los músicos y podrían constituir un lenguaje improvisado en ese momento con el público: elegir qué bis realizar o cuál no, subir el volúmen de la música o bajarlo, realizar comentarios hacia o con el público, decidir qué otros temas incluir en el siguiente recital, etc.
Lo mismo puede decirse de los eventos deportivos en estadios para miles de personas o en clubes de barrio.
En un estadio para 10.000 personas practicar deporte no puede constituir intimidad entre deportistas y público.
En un club de barrio podría serlo. Se establece una intimidad entre los deportistas y sus familiares, deportistas de otras categorías, deportistas de otras disciplinas, espectadores frecuentes, etc.
La constitución de la intimidad
Con un completo desconocido construir un lenguaje común a ambos seguramente requiera más tiempo.
Cuando existen experiencias y un lenguaje común anterior a la relación, constituir el lenguaje de intimidad con un desconocido puede ser más rápido, o instantáneo.
La mayor velocidad en la constitución de intimidad sería posible cuando existe un lenguaje común previo.
La intimidad en el trabajo sexual
El trabajo sexual se puede ejercer construyendo intimidad o sin intimidad, como coreografía técnica.
En ciertos tipos de trabajo sexual casi la totalidad del tiempo se dedica a la construcción de intimidad y de un lenguaje antes, durante y después de los encuentros sexuales.
La construcción de la intimidad ocurre a través de la realización de actividades placenteras, divertidas, gratas y no sexuales.
La intimidad en los trabajos asalariados
Las actividades laborales y profesionales no serían contextos apropiados para generar intimidad a causa de la asimetría de poder en la relación.
La experiencia del jefe y de quién paga un sueldo es distinta de la experiencia de quién trabaja por un salario, aún estando ambos en el mismo espacio y tiempo realizando las mismas tareas.
La experiencia de quién recibe dinero de un alquiler de vivienda es diferente de quién paga dinero para alquilar vivienda.
Aunque ambos compartan tiempo y espacio durante años ‘hablan’ lenguajes diferentes y no se construye intimidad.
El jefe y el dueño de vivienda siempre habla un lenguaje de órdenes y comandos a sus empleados e inquilinos.
Este texto no concibe que un lenguaje de órdenes pueda constituir alguna intimidad.
Imitación de la intimidad
La intimidad como lenguaje entre dos personas se puede imitar.
El ‘éxito’ de la customización de los buscadores y sitios de internet se basa en su capacidad de imitar la intimidad.
Al buscar en internet el buscador recuerda la búsqueda.
En las siguientes búsquedas sugiere productos relacionados a los productos previos.
Los individuos interpretan estas sugerencias como un acto de intimidad. El buscador parece haber aprendido a ‘hablar’ su lenguaje de preferencias y necesidades. Parece ‘conocerlos’.
No es intimidad ni comunicación. Para serlo debería ser simétrico.
La intimidad también se imita por personas quienes ‘investigan’ preferencias pasadas, incluyendo preferencias sexuales pasadas, y ‘ofrecen’ productos basados en esas preferencias sin que ocurra como un pedido espontáneo de ambos.
Intimidad y responsabilidad afectiva
Una práctica de responsabilidad afectiva sería no construir intimidad con una persona cuando no se desea establecer o mantener un vínculo fuerte.
Cuando una de las personas comprende que con la otra persona ‘hablan’ lenguajes diferentes declinar un encuentro sexual sería un acto de responsabilidad afectiva.
La intimidad en las experiencias sexuales
Durante las experiencias sensuales y sexuales no coreografiadas las parejas pueden constituir su propio lenguaje de intimidad.
El lenguaje se constituye a partir de las preferencias entre ambos, los modos de comportarse, etc.
Algunas experiencias físicas entre dos individuos las realiza uno de ellas hacia el otro. En un masaje en los hombros un individuo oficia de masajista, el otro disfruta del masaje.
Acordar en cada encuentro sexual quién acaricia y de quién acepta ser acariciado es una práctica sexual habitual en ciertas parejas.
El modo en el que cada pareja sexual acuerda cómo asignar esos roles, con que frecuencia rotarlos, cómo acordar qué prácticas desean realizar, etc es un lenguaje único e íntimo que constituye cada pareja sexual.
Estos lenguajes no discurren necesariamente a través de la palabra.
Episodios psicóticos relacionados a la intimidad
Confundir coreografías con actos de intimidad es un episodio psicótico.
Estos episodios psicóticos los ‘sufren’ individuos con exposición pública como actores, deportistas y músicos.
Personas del público que observan sus obras adoptan para sí expresiones de los artistas, tomando esas expresiones como lenguajes constituídos con ellos. En realidad son broadcasts impersonales.
Cuando una persona desconocida se encuentra a un actor y le ‘recita’ su propio latiguillo de la TV lo hace porque cree que ese es el lenguaje que el actor ‘habla’ con él. Piensa que esa frase la constituyó con/para él y que en ese instante es una expresión de intimidad entre ambos.
Es un episodio psicótico de quién consume arte impersonal y lo personaliza para sí mismo.
Otro caso de psicosis es el uso de lenguajes íntimos antiguos.
Los padres usan diminutivos y apodos alternativos a los nombres de sus niños. El uso de apodos es un lenguaje de intimidad.
Al crecer, los niños en ocasiones desean continuar usando por esos apodos, en ocasiones no.
Cuando no desean que lo hagan es porque esa intimidad que existía ya no existe.
Las experiencias de comunicación se constituyen en cada comunicación.
Que alguna vez un lenguaje haya comunicado a dos personas no asegura que en el futuro vuelva a hacerlo. La comunicación tiene ‘mecanismos’ de validación de que la comunicación aún continúa ocurriendo.
Con la intimidad ocurre lo mismo. Que alguna vez haya existido intimidad no asegura que continúe existiendo.
Cuando no la hay pero una persona actúa como si aún ocurriera ocurre un episodio psicótico.