Las expectativas son fantasías a las que los individuos consideran predicciones.
El motivo para considerar predicción una fantasía podría ser razonable o no.
Cuando no lo es, la expectativa suele no cumplirse.
Como las fantasías, se crean expectativas en todos los órdenes de la cotidianeidad. Incluyendo las relaciones sexo-afectivas.
Un ejemplo de una expectativa no razonable es fijar un tiempo arbitrario para alcanzar un objetivo: estar en forma en 3 meses, vender x cantidad de producto en un año, aprender un idioma en 3 años, etc.
Alcanzar estos objetivos no depende de nuestras expectativas ni de nuestra voluntad. Depende del mundo físico y de otros individuos.
Los profesionales honestos suelen realizar un manejo de expectativas muy preciso. Por haber trabajado durante muchos años pueden predecir con precisión cuánto tiempo tardará en ocurrir algo.
En las relaciones sexo-afectivas es común poseer expectativas mal ‘calculadas’ que frustran y, en algunos individuos, producen violencia física.
La violencia no se justifica en ningún caso pero comprender su origen podría evitar entrar en situaciones que podrían devenir violentas.
La primer expectativa a derribar es la de pensar que es posible cogerse todo lo que se encuentre bello, interesante o curioso.
La imposibilidad es de caracter físico-matemática. Existen más personas encontradas bellas e interesantes que el tiempo necesario para relacionarnos con cada una de ellas.
En un barrio de edificios de Buenos Aires seguramente haya más personas lindas de las que podríamos conocer en 30 o 40 años.
No es posible intimar con cada individuo que resulta atractivo.
La expectativa irrealizable de querer tener sexo con cada persona bella es instalada por diferentes industrias, incluída la industria del comercio sexual.
La idea que instala es que con la suficiente cantidad de dinero se podría.
Tampoco sería cierto.
Las relaciones conducidas por transacciones comerciales dejan fuera la intimidad de la relación, debido al tiempo que lleva construirla. Lo que el comercio sexual ofrece es una imitación de la intimidad a la que algunos individuos encuentran poco atractiva.
Reconocer la diferencia entre encontrar a una persona bella y sentir interés y curiosidad por una persona permitiría administrar tiempo y esfuerzo propio de modo más ‘eficiente’.
También serviría para no sufrir cuando, estando en una relación satisfactoria, se conoce otras personas atractivas.
Cuando tal evento ocurre algunas personas suelen ‘freezar’ a quién les interesa. Se conserva el contacto para un futuro, sin que eso sea una expectativa fuerte de una relación futura.
Aclarar de modo explícito si un individuo se considera a sí mismo ‘freezable’ o no suele ser otra práctica de responsabilidad afectiva.
Cuando se conoce a una persona en los primeros encuentros se suele declarar las expectativas propias hacia la otra persona.
Otra expectativa pausible de definir es si se espera tener contacto sexual en una salida o no.
Otras expectativas que se suelen aclarar son acerca qué prácticas sexuales son aceptadas y cuáles no. Diferentes personas tendrían diferentes motivos para aceptar algunas prácticas y no aceptar otras.
Aclarar estas expectativas desde el comienzo ayudaría a evitar frustraciones futuras.
Lo mismo ocurriría con los lugares de los encuentros aceptados y rechazados. Es válido decir claramente ‘a tal lado no deseo concurrir’, o ‘no deseo invitarte a mi casa’ para no crear expectativas futuras.
El manejo de expectativas puede emplearse durante los encuentros sexuales.
En el caso de las caricias ‘por turnos’, el individuo que realiza los masajes posterga o suprime su expectativa de recibirlos en el corto plazo, usando técnicas similares a las usadas en los deportes.
Una técnica es contar segundos mientras se realizan masajes.
40 segundos en el hombro izquierdo, 40 segundos en el hombro derecho, 40 segundos en la espalda, etc.
Sin contar el tiempo el masaje difícilmente sea bueno, a la vez que contando no es posible disfrutarlo como una experiencia corporal propia.
En esas ocasiones se posterga la expectativa de recibir caricias uno mismo para realizar las caricias a la otra persona con más prolijidad.
Cuando se realiza la coreografía contando los segundos y dividiendo los ejercicios en zonas y tipos de ejercicios se obtienen mejores resultados.
Una alternativa a contar segundos durante las caricias es ‘dibujar’ el abecedario sobre la zona del masaje.
Cuando la pareja sexo-afectiva construyó intimidad real, postergar la expectativa de recibir caricias se reemplaza por la satisfacción del disfrute del compañero sexual.
Cuando no existe intimidad, contar segundos suele ser tan divertido y disfrutable como hacer abdominales o cepillarse los dientes.
Enunciar expectativas propias no siempre es suficiente para evitar frustraciones ajenas.
No todas las personas comprenden que las expectativas enunciadas son para respetarlas. O, cuando las expectativas no se enuncian explícitamente mas usando otros lenguajes, no todas las personas comprenden estos lenguajes.
Los individuos con más experiencia lo saben e incluso aunque el otro individuo enuncie comprender las expectativas, en ocasiones rechazan las relaciones como práctica de responsabilidad afectiva.
Como cuando quién domina artes marciales o boxeo evita pelear con personas que no lo hacen.
Cuando una persona expresa no desear relaciones a largo plazo suele ser cierto en el 100% de los casos. Por lo común poseen motivos lógicos irrenunciables que no desean explicitar, como poseer familia constituída o mucho dinero.
En las relaciones de largo plazo las expectativas cambian porque las personas cambian en el tiempo. No podría ser obligatorio mantenerlas siempre igual.
La fantasía estatal/eclesiástica del matrimonio monogámico no considera el transcurso del tiempo en su contrato, volviéndose una fuente de frustración y sufrimiento constantes.
Un fenómeno diferente de la expectativa es la anticipación.
La anticipación es una ‘vulnerabilidad’ cognitiva incorporada en los cerebros.
El efecto placentero de las tomas en cámara lenta se funda en la creación de una anticipación que luego se satisface.
La cámara lenta le da tiempo a nuestro cerebro de anticipar aquello que va a ocurrir. Cuando ocurre produce una sensación de satisfacción.
Al realizar caricias por turnos el efecto buscado es el de la anticipación. Por ese motivo se cuenta el tiempo. Se busca generar anticipación del contacto sexual sin generar aburrimiento antes.